miércoles, 29 de diciembre de 2010

No siempre hay por qué ser negativa, ¿verdad?

Aún ahora, que estoy cansada, medio dormida y a punto de dormirme. Son las palabras que más repito, y, probablemente, repita. Siempre.


Gracias. Gracias por todo. Esas son las palabras que quiero decir (aunque no te guste que las diga, y me preguntes "¿Por qué?").
Por soportarme, sea dormida o despierta. Por acompañarme hasta casa. Por estar ahí, por no dejarme ir, por demostrarme que aún puedo confiar en ti, en alguien, en el mundo. Gracias por sacarme de mi pequeño mundo (aunque dijera que no, aunque me quedase quieta, en el fondo, estaba buscando una salida.)
Gracias por hacerme reír. Por seguir intentando acercarte a mi sin importar las circunstancias. Por sonreír cuando yo sonrío. Por hacerlo cuando no soy capaz. (aunque "sólo sea tu trabajo, y, por hacerlo, lo hagas mal", que tampoco es verdad.)
Por decirme que "todo estará bien", por abrazarme más fuerte, y por apretarme la mano cuando vamos caminando por la calle. (aunque a veces esté demasiado cansada como para enseñártelo, siempre sonrío.)
Por tus palabras. Por tu forma de decirlas. Por esas largas, largas contestaciones, en las que me aseguras quién soy, lo que soy, y lo que tú realmente quieres. (aunque me quede callada, aunque a veces incluso pueda sólo llorar. Ya sabes que, en cierto modo, me hacen falta. Siento mucho que tengas que repetirlas tan a menudo.)


Sinceramente, creo que ya sabes lo que siento. Esto también lo sabes, pero para recordártelo, lo escribo. Para que quede como testimonio de que me siento así. La verdad es que... he intentado escribir cartas, pero no soy capaz, ya que me pierdo... demasiadas cosas se juntan en mi cabeza. Es fácil pensar en qué decir, la parte más difícil es ordenarlo. Decir esto es más sencillo... (pero qué simplona soy.)


Aunque tengo una guardada, la única que me salió (¿más o menos?) bien. (En realidad, creo que es mediocre, por eso no te la he dado. Quizás algún día, dentro de algún tiempo.)






Ah, y no creo que tenga por qué ser una "ocasión especial" para decírtelo. Lo diré, y diré lo que quiera, cuando me apetezca y cuando lo sienta. Eso he decidido, tras pensarlo durante un buen rato. Sinceramente, no creo que así pierda significado - para mi, siempre lo tendrá. 
(ahora que lo pienso, todos los días a tu lado son claramente especiales.)

Para la vedette.

Eres demasiado feliz siendo como eres. Quieres ser la primera bailarina sobre el escenario (y casi lo consigues, felicidades) haciendo que todos bailemos a tu compás. Llevamos 5, 10, algunos incluso más de 20 años bailando, pero no te aburres. Ya que te basta con que te sigamos, día y noche, hasta que nos caigamos (o nos empujes, claro está. Eso también es digno de entretenerte, oh gran señora) de este escenario. Por suerte, la mayoría nos retiramos antes, como nosotros. Lo siento, hace tiempo que nos has aburrido. No sólo a mi. Por favor, por favor, empieza a acordarte de los demás. ("¿Diga?" "¿Quién es?" "Soy yo, María." "¿Quién?") Y aprende a tomar tus propias decisiones. (Y a no exigir cosas que no mereces, de paso.) Aunque no sé por qué te lo pido. Ni siquiera recuerdo cuánto tiempo llevas así. No vas a cambiar, nunca. Ya lo tengo asumido.


De todos modos, gracias. Tenía, de alguna manera, miedo a acabar como tú, pero me has dado un buen ejemplo. El ejemplo perfecto a no seguir.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Tampoco es para tanto ;;

Tras el concierto del coro Yousei en Cangas, nos dejaron colarnos para hablar con las japonesas *O* la reacción general (suya, vamos) fue... esta.

・なんさいですか?
・えっとね… あたし?十五さいです…
・なに?十五!?高いいいいいいいいいいいいいいいいいいいいいいい!

viernes, 24 de diciembre de 2010

Recuerdos.

I opened a picture book, hiding myself into my bed
Papa and mama don't notice it

Hi, Mr. Rabbit
Keep on stopping that clock...

Take me beyond the page
I don't want to stay here any more...

The dream I see inside my dream; phantom land
That voice is hearable for me
My heart's beating fast for the midnight adventure
Tell me how it continues
Before the night is over

Don't sweetly look at me forever
Neither milk nor sugar are needed
Hi, Mr. Rabbit. What's the matter?
You are taciturn recently...

Beyond the page, it's always the same
I don't want to stay there anymore...

I stopped dreaming. I'm not miserable.
I can't remember that voice anymore.
I can't dirty my new dress...
We can't play together,
so, goodbye to Alice.

The second hand has started moving, released magic 

will cloud up the truth

The phantom land that bloomed in the inside of me
Take me there again
I still don't intend to grow up.

To the flying birds in the eternity sky,
I have no choice but to look up now.

lalalala...

The picture book that mama gave me?
I already burned it.



La navidad me trae recuerdos.
Recuerdos de cuando aún me divertía, vamos. Las navidades hace tiempo estaban más llenas.
Últimamente, es como si no me interesara tanto. Después de todo, las cosas cambian.
Creo que... estoy empezando a aceptarlo, aunque quizás mañana no lo haga.
Supongo que esto es "crecer", aunque no quiera. A lo mejor mañana vuelvo a ser una niña.
Estaría bien.

This game will not have a happy ending.

Love is an illusion.
However, if both sides are seeing the same illusion, the love becomes true.
However, when the feelings of each side are different...
...it's nothing more than a joke.


People are riddles.
They want someone else to solve their riddle.
Thay live life wanting someone to solve the riddle that they are, the most difficult riddle in the world.




Hoy, he acabado Umineko 7. 
La verdad es que esto está lleno de spoilers... si los entiendes, claro.


Supongo que os lo vais imaginando.



Es una maldita obra maestra. Empieza siendo aburridísima, sí (yo soy la primera en decir que Legend of the Golden Witch es un aburrimiento absoluto hasta el final, cuando te engancha) y acaba siendo... indescriptible. Eso sí, no es fácil de leer (gran parte de la historia es poco fiable o, directamente, no te la cuentan), y la gracia está (o estaba, viendo que falta una semana para que salga el EP8...) en discutir esas teorías, teniendo en cuenta que "sin amor, no se puede ver" (aaaah, buenos tiempos).


Además, es muy quoteable, como podéis ver.



Si me gusta Umineko, es, aparte de por sus misterios imposibles de resolver (aunque, según el autor, podamos resolverlo en el Episodio 4... lo cual, después de leer el EP7, es cierto si le aplicas grandes dosis de imaginación) es por su carga emocional. Por el hecho de que los personajes son humanos. Porque tienen sus puntos buenos, sus puntos malos, porque se arrepienten de su pasado y aún lloran por amores perdidos. Porque, a pesar de estar completamente solos, creen que su vida merece la pena y hacen lo que pueden por sonreír. Porque protegen a los suyos, a pesar de todo. Porque, a pesar de no ser nada, son capaces de amar. Porque "un día, vendré a buscarte en un caballo blanco". Por las promesas olvidadas. Porque es la lucha de alguien para salvar a su familia...
...o quizás no. Después de todo, para eso tiene que conocer la "verdad", o rendirse y aceptar que todo es magia. Cuando llega la tormenta, hay 18 personas en la isla. A la fuerza, una de esas 18, uno de los sirvientes que conoce desde hace tanto tiempo, o alguno de sus seres queridos... y, a partir de eso, los juegos cada vez se van desviando más y más, incluyendo mundos de demonios y brujas, con sus tableros de ajedrez y sus dieciséis piezas. Y, por supuesto, el origen de estos. Y, al final de todo, saborear esa dulce ironía, cuando ya has avanzado y has descubierto al culpable. Cuando miras atrás y piensas que estaba todo tan claro. Cuando, finalmente, descubres el propósito de este juego. Deja una buena sensación, aunque no tengo muy claro por qué. Aunque sigo esperando impacientemente el día 30, para confirmarlo todo de una vez. Para poner a la bruja a dormir por toda la eternidad, como dice el Epitafio.



A single girl... was crying in a desolate, crying chapel. She was a small girl... only 6 years old. The girl who would, for 12 years starting now, lament the fact that she wasn't on the island on October 4th and 5th, 1986...
Then... a single man appeared...
The man noticed the girl... and walked up to her quietly, trying not to scare her, putting his arms gently around her shoulders...
"...onii-chan..."
"I've been looking for you, Ange..."
The girl jumped into her big brother's chest and started crying again...
"What's wrong? ...why are you so sad?"
"Today, a kid in class bullied me...  he said that Mom had ties to some bad people.
...so, he said that Mom and Dad were the culprits, and that they probably killed everyone... I asked Eva oba-san, hoping she'd say it wasn't true, but she didn't say anything... Mom and Dad aren't bad people, are they? Are they...?"
"Poor thing... everyone says whatever they please about what might have happened on that island on that day... sit over here."
"...okay..."
When the man pointed to the floor, a group of gold butterflies gathered there and created a chair.
The girl obediently sat down on it...
"...you know, don't you, onii-chan? You know that Mom and Dad aren't bad people, right?"
"Yeah. Of course I know that. 
...I know that none of them were bad people."
"Then tell me. What happened that day? What happened on Rokkenjima?"
"Okay... I'll tell you. This is what happened on that day."
"Is it... a scary story...?"
"Come now."
"Is it a sad story?"
"Of course not."
"Then, ...what kind of story is it...?"
"You can decide that for yourseld when you hear it. It isn't a painful story at all. So listen up."
"Okay, Battler onii-chan..."
"On that day, we all went to Rokkenjima. There were a lot of us. It was an important day, the day of the family conference. Hmmm... where should I start?"

This is...
The final game, made just for Ange.
Listen, Ange.
This is what happened on Rokkenjima on that day.
It isn't sad or painful at all...



Sleep peacefully, my most beloved witch, Beatrice.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Pensando, pensando...

"Toda la verdad es simple."
¿No es eso una doble mentira?
                                   -Friedrich Nietzsche

domingo, 12 de diciembre de 2010

Vuelva usted mañana.

Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la pereza; nosotros, que ya en uno de nuestros artículos anteriores estuvimos más serios de lo que nunca nos habíamos propuesto, no entraremos ahora en largas y profundas investigaciones acerca de la historia de este pecado, por más que conozcamos que hay pecados que pican en historia, y que la historia de los pecados sería un tanto cuanto divertida. Convengamos solamente en que esta institución ha cerrado y cerrará las puertas del cielo a más de un cristiano.

Estas reflexiones hacía yo casualmente no hace muchos días, cuando se presentó en mi casa un extranjero de estos que, en buena o en mala parte, han de tener siempre de nuestro país una idea exagerada e hiperbólica, de estos que, o creen que los hombres aquí son todavía los espléndidos, francos, generosos y caballerescos seres de hace dos siglos, o que son aún las tribus nómadas del otro lado del Atlante: en el primer caso vienen imaginando que nuestro carácter se conserva intacto como nuestra ruina; en el segundo vienen temblando por esos caminos, y pregunta si son los ladrones que los han de despojar los individuos de algún cuerpo de guardia establecido precisamente para defenderlos de los azares de un camino, comunes a todos los países.

Verdad es que nuestro país no es de aquellos que se conocen a primera ni a segunda vista, y si no temiéramos que nos llamasen atrevidos, lo compararíamos de buena gana a esos juegos de manos sorprendentes e inescrutables para el que ignora su artificio, que estribando en una grandísima bagatela, suelen después de sabidos dejar asombrado de su poca perspicacia al mismo que se devanó los sesos por buscarles causas extrañas. Muchas veces la falta de una causa determinante en las cosas nos hace creer que debe de haberlas profundas para mantenerlas al abrigo de nuestra penetración. Tal es el orgullo del hombre, que más quiere declarar en alta voz que las cosas son incomprensibles cuando no las comprende él, que confesar que el ignorarlas puede depender de su torpeza.

Esto no obstante, como quiera que entre nosotros mismos se hallen muchos en esta ignorancia de los verdaderos resortes que nos mueven, no tendremos derecho para extrañar que los extranjeros no los puedan tan fácilmente penetrar.

Un extranjero de estos fue el que se presentó en mi casa, provisto de competentes cartas de recomendación para mi persona. Asuntos intrincados de familia, reclamaciones futuras, y aun proyectos vastos concebidos en París de invertir aquí sus cuantiosos caudales en tal cual especulación industrial o mercantil, eran los motivos que a nuestra patria le conducían.

Acostumbrado a la actividad en que viven nuestros vecinos, me aseguró formalmente que pensaba permanecer aquí muy poco tiempo, sobre todo si no encontraba pronto objeto seguro en que invertir su capital. Pareciome el extranjero digno de alguna consideración, trabé presto amistad con él, y lleno de lástima traté de persuadirle a que se volviese a su casa cuanto antes, siempre que seriamente trajese otro fin que no fuese el de pasearse. Admirole la proposición, y fue preciso explicarme más claro.

-Mirad -le dije-, monsieur Sans-délai -que así se llamaba-; vos venís decidido a pasar quince días, y a solventar en ellos vuestros asuntos.

-Ciertamente -me contestó-. Quince días, y es mucho. Mañana por la mañana buscamos un genealogista para mis asuntos de familia; por la tarde revuelve sus libros, busca mis ascendientes, y por la noche ya sé quién soy. En cuanto a mis reclamaciones, pasado mañana las presento fundadas en los datos que aquél me dé, legalizadas en debida forma; y como será una cosa clara y de justicia innegable (pues sólo en este caso haré valer mis derechos), al tercer día se juzga el caso y soy dueño de lo mío. En cuanto a mis especulaciones, en que pienso invertir mis caudales, al cuarto día ya habré presentado mis proposiciones. Serán buenas o malas, y admitidas o desechadas en el acto, y son cinco días; en el sexto, séptimo y octavo, veo lo que hay que ver en Madrid; descanso el noveno; el décimo tomo mi asiento en la diligencia, si no me conviene estar más tiempo aquí, y me vuelvo a mi casa; aún me sobran de los quince cinco días.

Al llegar aquí monsieur Sans-délai traté de reprimir una carcajada que me andaba retozando ya hacía rato en el cuerpo, y si mi educación logró sofocar mi inoportuna jovialidad, no fue bastante a impedir que se asomase a mis labios una suave sonrisa de asombro y de lástima que sus planes ejecutivos me sacaban al rostro mal de mi grado.

-Permitidme, monsieur Sans-délai -le dije entre socarrón y formal-, permitidme que os convide a comer para el día en que llevéis quince meses de estancia en Madrid.
-¿Cómo?

-Dentro de quince meses estáis aquí todavía.

-¿Os burláis?

-No por cierto.

-¿No me podré marchar cuando quiera? ¡Cierto que la idea es graciosa!

-Sabed que no estáis en vuestro país activo y trabajador.

-¡Oh!, los españoles que han viajado por el extranjero han adquirido la costumbre de hablar mal siempre de su país por hacerse superiores a sus compatriotas.

-Os aseguro que en los quince días con que contáis, no habréis podido hablar siquiera a una sola de las personas cuya cooperación necesitáis.

-¡Hipérboles! Yo les comunicaré a todos mi actividad.

-Todos os comunicarán su inercia.

Conocí que no estaba el señor de Sans-délai muy dispuesto a dejarse convencer sino por la experiencia, y callé por entonces, bien seguro de que no tardarían mucho los hechos en hablar por mí.

Amaneció el día siguiente, y salimos entrambos a buscar un genealogista, lo cual sólo se pudo hacer preguntando de amigo en amigo y de conocido en conocido: encontrámosle por fin, y el buen señor, aturdido de ver nuestra precipitación, declaró francamente que necesitaba tomarse algún tiempo; instósele, y por mucho favor nos dijo definitivamente que nos diéramos una vuelta por allí dentro de unos días. Sonreíme y marchámonos. Pasaron tres días; fuimos.

-Vuelva usted mañana -nos respondió la criada-, porque el señor no se ha levantado todavía.

-Vuelva usted mañana -nos dijo al siguiente día-, porque el amo acaba de salir.

-Vuelva usted mañana -nos respondió al otro-, porque el amo está durmiendo la siesta.

-Vuelva usted mañana -nos respondió el lunes siguiente-, porque hoy ha ido a los toros.

-¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y «Vuelva usted mañana -nos dijo-, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana, porque no está en limpio».

A los quince días ya estuvo; pero mi amigo le había pedido una noticia del apellido Díez, y él había entendido Díaz, y la noticia no servía. Esperando nuevas pruebas, nada dije a mi amigo, desesperado ya de dar jamás con sus abuelos.

Es claro que faltando este principio no tuvieron lugar las reclamaciones.

Para las proposiciones que acerca de varios establecimientos y empresas utilísimas pensaba hacer, había sido preciso buscar un traductor; por los mismos pasos que el genealogista nos hizo pasar el traductor; de mañana en mañana nos llevó hasta el fin del mes. Averiguamos que necesitaba dinero diariamente para comer, con la mayor urgencia; sin embargo, nunca encontraba momento oportuno para trabajar. El escribiente hizo después otro tanto con las copias, sobre llenarlas de mentiras, porque un escribiente que sepa escribir no le hay en este país.

No paró aquí; un sastre tardó veinte días en hacerle un frac, que le había mandado llevarle en veinticuatro horas; el zapatero le obligó con su tardanza a comprar botas hechas; la planchadora necesitó quince días para plancharle una camisola; y el sombrerero a quien le había enviado su sombrero a variar el ala, le tuvo dos días con la cabeza al aire y sin salir de casa.

Sus conocidos y amigos no le asistían a una sola cita, ni avisaban cuando faltaban, ni respondían a sus esquelas. ¡Qué formalidad y qué exactitud!

-¿Qué os parece de esta tierra, monsieur Sans-délai? -le dije al llegar a estas pruebas.

-Me parece que son hombres singulares...

-Pues así son todos. No comerán por no llevar la comida a la boca.

Presentose con todo, yendo y viniendo días, una proposición de mejoras para un ramo que no citaré, quedando recomendada eficacísimamente.

A los cuatro días volvimos a saber el éxito de nuestra pretensión.

-Vuelva usted mañana -nos dijo el portero-. El oficial de la mesa no ha venido hoy.

«Grande causa le habrá detenido», dije yo entre mí. Fuímonos a dar un paseo, y nos encontramos, ¡qué casualidad!, al oficial de la mesa en el Retiro, ocupadísimo en dar una vuelta con su señora al hermoso sol de los inviernos claros de Madrid. Martes era el día siguiente, y nos dijo el portero:

-Vuelva usted mañana, porque el señor oficial de la mesa no da audiencia hoy.

-Grandes negocios habrán cargado sobre él -dije yo.

Como soy el diablo y aun he sido duende, busqué ocasión de echar una ojeada por el agujero de una cerradura. Su señoría estaba echando un cigarrito al brasero, y con una charada del Correo entre manos que le debía costar trabajo el acertar.

-Es imposible verle hoy -le dije a mi compañero-; su señoría está en efecto ocupadísimo.

Dionos audiencia el miércoles inmediato, y, ¡qué fatalidad!, el expediente había pasado a informe, por desgracia, a la única persona enemiga indispensable de monsieur y de su plan, porque era quien debía salir en él perjudicado. Vivió el expediente dos meses en informe, y vino tan informado como era de esperar. Verdad es que nosotros no habíamos podido encontrar empeño para una persona muy amiga del informante. Esta persona tenía unos ojos muy hermosos, los cuales sin duda alguna le hubieran convencido en sus ratos perdidos de la justicia de nuestra causa.

Vuelto de informe se cayó en la cuenta en la sección de nuestra bendita oficina de que el tal expediente no correspondía a aquel ramo; era preciso rectificar este pequeño error; pasose al ramo, establecimiento y mesa correspondiente, y hétenos caminando después de tres meses a la cola siempre de nuestro expediente, como hurón que busca el conejo, y sin poderlo sacar muerto ni vivo de la huronera. Fue el caso al llegar aquí que el expediente salió del primer establecimiento y nunca llegó al otro.

-De aquí se remitió con fecha de tantos -decían en uno.

-Aquí no ha llegado nada -decían en otro.

-¡Voto va! -dije yo a monsieur Sans-délai, ¿sabéis que nuestro expediente se ha quedado en el aire como el alma de Garibay, y que debe de estar ahora posado como una paloma sobre algún tejado de esta activa población?

Hubo que hacer otro. ¡Vuelta a los empeños! ¡Vuelta a la prisa! ¡Qué delirio!

-Es indispensable -dijo el oficial con voz campanuda-, que esas cosas vayan por sus trámites regulares.

Es decir, que el toque estaba, como el toque del ejercicio militar, en llevar nuestro expediente tantos o cuantos años de servicio.

Por último, después de cerca de medio año de subir y bajar, y estar a la firma o al informe, o a la aprobación o al despacho, o debajo de la mesa, y de volver siempre mañana, salió con una notita al margen que decía:

«A pesar de la justicia y utilidad del plan del exponente, negado.»

-¡Ah, ah!, monsieur Sans-délai -exclamé riéndome a carcajadas-; éste es nuestro negocio.

Pero monsieur Sans-délai se daba a todos diablos.

-¿Para esto he echado yo mi viaje tan largo? ¿Después de seis meses no habré conseguido sino que me digan en todas partes diariamente: «Vuelva usted mañana», y cuando este dichoso «mañana» llega en fin, nos dicen redondamente que «no»? ¿Y vengo a darles dinero? ¿Y vengo a hacerles favor? Preciso es que la intriga más enredada se haya fraguado para oponerse a nuestras miras.

-¿Intriga, monsieur Sans-délai? No hay hombre capaz de seguir dos horas una intriga. La pereza es la verdadera intriga; os juro que no hay otra; ésa es la gran causa oculta: es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.

Al llegar aquí, no quiero pasar en silencio algunas razones de las que me dieron para la anterior negativa, aunque sea una pequeña digresión.

-Ese hombre se va a perder -me decía un personaje muy grave y muy patriótico.

-Esa no es una razón -le repuse-: si él se arruina, nada, nada se habrá perdido en concederle lo que pide; él llevará el castigo de su osadía o de su ignorancia.

-¿Cómo ha de salir con su intención?

-Y suponga usted que quiere tirar su dinero y perderse, ¿no puede uno aquí morirse siquiera, sin tener un empeño para el oficial de la mesa?

-Puede perjudicar a los que hasta ahora han hecho de otra manera eso mismo que ese señor extranjero quiere.

-¿A los que lo han hecho de otra manera, es decir, peor?

-Sí, pero lo han hecho.

-Sería lástima que se acabara el modo de hacer mal las cosas. ¿Conque, porque siempre se han hecho las cosas del modo peor posible, será preciso tener consideraciones con los perpetuadores del mal? Antes se debiera mirar si podrían perjudicar los antiguos al moderno.

-Así está establecido; así se ha hecho hasta aquí; así lo seguiremos haciendo.

-Por esa razón deberían darle a usted papilla todavía como cuando nació.

-En fin, señor Fígaro, es un extranjero.

-¿Y por qué no lo hacen los naturales del país?

-Con esas socaliñas vienen a sacarnos la sangre.

-Señor mío -exclamé, sin llevar más adelante mi paciencia-, está usted en un error harto general. Usted es como muchos que tienen la diabólica manía de empezar siempre por poner obstáculos a todo lo bueno, y el que pueda que los venza. Aquí tenemos el loco orgullo de no saber nada, de quererlo adivinar todo y no reconocer maestros. Las naciones que han tenido, ya que no el saber, deseos de él, no han encontrado otro remedio que el de recurrir a los que sabían más que ellas.

»Un extranjero -seguí- que corre a un país que le es desconocido, para arriesgar en él sus caudales, pone en circulación un capital nuevo, contribuye a la sociedad, a quien hace un inmenso beneficio con su talento y su dinero, si pierde es un héroe; si gana es muy justo que logre el premio de su trabajo, pues nos proporciona ventajas que no podíamos acarrearnos solos. Ese extranjero que se establece en este país, no viene a sacar de él el dinero, como usted supone; necesariamente se establece y se arraiga en él, y a la vuelta de media docena de años, ni es extranjero ya ni puede serlo; sus más caros intereses y su familia le ligan al nuevo país que ha adoptado; toma cariño al suelo donde ha hecho su fortuna, al pueblo donde ha escogido una compañera; sus hijos son españoles, y sus nietos lo serán; en vez de extraer el dinero, ha venido a dejar un capital suyo que traía, invirtiéndole y haciéndole producir; ha dejado otro capital de talento, que vale por lo menos tanto como el del dinero; ha dado de comer a los pocos o muchos naturales de quien ha tenido necesariamente que valerse; ha hecho una mejora, y hasta ha contribuido al aumento de la población con su nueva familia. Convencidos de estas importantes verdades, todos los Gobiernos sabios y prudentes han llamado a sí a los extranjeros: a su grande hospitalidad ha debido siempre la Francia su alto grado de esplendor; a los extranjeros de todo el mundo que ha llamado la Rusia, ha debido el llegar a ser una de las primeras naciones en muchísimo menos tiempo que el que han tardado otras en llegar  a ser las últimas; a los extranjeros han debido los Estados Unidos... Pero veo por sus gestos de usted -concluí interrumpiéndome oportunamente a mí mismo- que es muy difícil convencer al que está persuadido de que no se debe convencer. ¡Por cierto, si usted mandara, podríamos fundar en usted grandes esperanzas!

Concluida esta filípica, fuime en busca de mi Sans-délai.

-Me marcho, señor Fígaro -me dijo-. En este país «no hay tiempo» para hacer nada; sólo me limitaré a ver lo que haya en la capital de más notable.

-¡Ay, mi amigo! -le dije-, idos en paz, y no queráis acabar con vuestra poca paciencia;  mirad que la mayor parte de nuestras cosas no se ven.

-¿Es posible?

-¿Nunca me habéis de creer? Acordaos de los quince días...

Un gesto de monsieur Sans-délai me indicó que no le había gustado el recuerdo.

-Vuelva usted mañana -nos decían en todas partes-, porque hoy no se ve.

-Ponga usted un memorialito para que le den a usted permiso especial.

Era cosa de ver la cara de mi amigo al oír lo del memorialito: representábasele en la imaginación el informe, y el empeño, y los seis meses, y... Contentose con decir:

-Soy extranjero. ¡Buena recomendación entre los amables compatriotas míos!

Aturdíase mi amigo cada vez más, y cada vez nos comprendía menos. Días y días tardamos en ver las pocas rarezas que tenemos guardadas. Finalmente, después de medio año largo, si es que puede haber un medio año más largo que otro, se restituyó mi recomendado a su patria maldiciendo de esta tierra, y dándome la razón que yo ya antes me tenía, y llevando al extranjero noticias excelentes de nuestras costumbres; diciendo sobre todo que en seis meses no había podido hacer otra cosa sino «volver siempre mañana», y que a la vuelta de tanto «mañana», eternamente futuro, lo mejor, o más bien lo único que había podido hacer bueno, había sido marcharse.


¿Tendrá razón, perezoso lector (si es que has llegado ya a esto que estoy escribiendo), tendrá razón el buen monsieur Sans-délai en hablar mal de nosotros y de nuestra pereza? ¿Será cosa de que vuelva el día de mañana con gusto a visitar nuestros hogares? Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy: si mañana u otro día no tienes, como sueles, pereza de volver a la librería, pereza de sacar tu bolsillo, y pereza de abrir los ojos para hojear las hojas que tengo que darte todavía, te contaré cómo a mí mismo, que todo esto veo y conozco y callo mucho más, me ha sucedido muchas veces, llevado de esta influencia, hija del clima y de otras causas, perder de pereza más de una conquista amorosa; abandonar más de una pretensión empezada, y las esperanzas de más de un empleo, que me hubiera sido acaso, con más actividad, poco menos que asequible; renunciar, en fin, por pereza de hacer una visita justa o necesaria, a relaciones sociales que hubieran podido valerme de mucho en el transcurso de mi vida; te confesaré que no hay negocio que no pueda hacer hoy que no deje para mañana; te referiré que me levanto a las once, y duermo siesta; que paso haciendo el quinto pie de la mesa de un café, hablando o roncando, como buen español, las siete y las ocho horas seguidas; te añadiré que cuando cierran el café, me arrastro lentamente a mi tertulia diaria (porque de pereza no tengo más que una), y un cigarrito tras otro me alcanzan clavado en un sitial, y bostezando sin cesar, las doce o la una de la madrugada; que muchas noches no ceno de pereza, y de pereza no me acuesto; en fin, lector de mi alma, te declararé que de tantas veces como estuve en esta vida desesperado, ninguna me ahorqué y siempre fue de pereza. Y concluyo por hoy confesándote que ha más de tres meses que tengo, como la primera entre mis apuntaciones, el título de este artículo, que llamé «Vuelva usted mañana»; que todas las noches y muchas tardes he querido durante ese tiempo escribir algo en él, y todas las noches apagaba mi luz diciéndome a mí mismo con la más pueril credulidad en mis propias resoluciones: «¡Eh!, ¡mañana le escribiré!». Da gracias a que llegó por fin este mañana que no es del todo malo: pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!

El Pobrecito Hablador. Revista Satírica de Costumbres, por el Bachiller don Juan Pérez de Munguía (seud. de Mariano José de Larra), n.º 11, enero de 1833, Madrid.


Bonus bilingüe: Sans-délai significa "Sin retraso"

jueves, 9 de diciembre de 2010

Sacar un 3'5 en sociales y sentirse legendaria.

fuck yeah de día.


Dedicarse, en Francés, a poner canciones de rock de los 80, folk metal francés [!?] y a ver Como conocí a vuestra madre (en francés, claro.)
Descubrir, en física y química, que te quitan el exámen al que más miedo le tenías por la cara.
Ah, y lo dicho. 3'5/5, nota más alta de la clase junto con otras dos personas. La primera vez que trabajo tanto para un examen. Algo me ha cundido.


Y, sobre todo, estas cinco palabras. Cinco palabras que hacen que tenga ganas de saltar de la silla, y, si no hiciera tanto frío, salir afuera y gritárselo a los vecinos. Cinco palabras que llevo esperando casi desde que tengo uso de razón.


"A veces, te exigimos demasiado."
(No estoy de broma. Tras cientos de intentos fallidos, lo han dicho. SÍ.)


Quedan 4 exámenes. Gallego (buh, fácil), lengua (el Romanticismo, cosa amena para estudiar), biología (genética mendeliana... bah) y matemáticas (guatever. No creo que sea difícil.)

Percentage.

If time is limited, the truth is that
I want to hold you so much; I want to tell you everything.
If I keep it a secret, it’ll rotate in an infinite loop.
Even if I’ve dreamed to the point of giddiness, it’s just an illusion that ends inside me alone, after all.
(You won’t die from loneliness)
With my heart dancing for the eternity of the exchange,
I’m going around in circles. When I think of you, I feel scared, want to do it, want to break it down, get scared, feel pain.
(That’s reality)
Inside the future you’re looking at, if you look so closely,
You’ll just realize it so well you’ll want to break it down -
That you can’t hold a monopoly.
If time is limited, the truth is that
I want to hold you so much; I want to touch every bit of you.
Just looking from outside the frame, the truth is that
I can’t stand it; I hate that so much, but it can’t be helped.
Watch over you without crossing a single line?
(If you block it off, the pain will soften up)
Say the keyword and put it to an end?
(You can’t go back anymore)
If the concept of time disappears, I’d like to continue gazing at you.
That alone would be fine; I need no luxury.
I’m so unafraid that I can see even when the moon is behind the clouds.
It’s okay if it wanes, because it will grow again.
If I may spit out all of my heart, the truth is that
I want to hold you so much; I want to touch every bit of you.
The percentage within you that I occupy is probably going down, I suppose.
Even if it disappears someday, if you’re smiling, that’s enough for me.
(Origen de la traducción. Ya adoraba la canción, y, ahora, más. Esos dos últimos versos... 
Bueno, sí, va por alguien. Aunque sé que no... pasaría nada... si lo dijera a la cara... tengo miedo. Miedo a lo que pudiera pasar. Así que se me traba la lengua cuando lo intento, a pesar de pensarlo muchas, muchas veces. Es un poco absurdo, ¿verdad? así que, prefiero escribir. O que otros escriban por mi.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

relatividad, asquerosa relatividad.

Todo, absolutamente todo, es relativo. Tu personalidad es relativa, lo que te gusta es relativo, la gente es relativa; según el cristal con el que lo mires, todo cambia. Aunque lo sea, incluso si no te gusta lo que ves, no puedes tirarlo todo por la ventana. Míralo desde el otro lado de la ventana, desde fuera. Desde donde acabarán esas cosas.
Precisamente porque la gente no ve las cosas desde fuera pasan tantas que no quieren que pasen. Y no se dan cuenta, nunca. Nunca se dan cuenta de nada. Nunca me doy cuenta de nada. Bendita ignorancia, aunque tampoco es que yo sepa demasiado. De hecho, creo que no sé nada. Y, aunque supiera algo, probablemente no fuera cierto al 100%. Esa certeza que tanto nos esforzamos en buscar no existe, es vacío, es imposible, es un ideal.


Todo sería más fácil si existiera sólo una perspectiva, un mundo, una verdad, pero también sería más aburrido, ¿no?


Intentaré verlo todo desde otro lado, aunque no es que lo vaya a conseguir. Tampoco es que nadie más vaya a hacerlo, y tampoco le importe. Además, nunca se me han dado bien estas cosas.


Pero me lo apunto aquí para no olvidarlo. Por eso escribo, para no olvidarme. Últimamente, me olvido de las cosas muy, muy fácilmente. Es un tanto extraño, considerando que solía tener tan buena memoria... pero bueno, también solía ser muy alegre, abierta y habladora.


Supongo que, después de todo, estos post serán son como botellas con mensaje, lanzadas a un enorme, enorme mar, esperando que alguien las encuentre y las descifre. Pero bueno, si ni yo sé en qué clave las escribo, no sé ni siquiera si pueden ser descifradas.


Suena todo muy romántico, en el sentido literario de la palabra, aunque no sea mi intención.

martes, 7 de diciembre de 2010

hey.

Parece que esto "se ha puesto de moda", (aunque la idea lleva mucho tiempo en mi cabeza) así que ahí voy.


¡He~y! 
Aquí yo. Hago esto para compartir, escribir, y hablar de mis paranoias diarias.
(O, a lo mejor, para no olvidarlas.)
Soy una chica bastante "normal" (aunque digan que no, está claro, soy simple) que no se entiende ni a ratos. No tengo mucho sentido, la verdad. Claramente, lo que pienso tampoco suele tener sentido (al menos aparente). Mi comportamiento con la gente tampoco. Hablad con dos personas distintas que yo conozca y apenas se conozcan entre sí; para algunos soy un amor de niña, callada y educada, y para otros una de las mayores cabronas sobre la faz de la tierra y (vale, sí, ¡pero es lo que decís vosotros!) una tsundere. O una mezcla de las dos. Vale, sí, a lo mejor no soy tan normal en una escala más bien pequeña, pero si me comparáis con la población mundial entera, lo soy.


En realidad, no sé de qué voy a hablar aquí. Probablemente sea otro blog con cosas varias. Por algo se llama omocha no hako no naka, que, traduciendo, es "dentro de la caja de juguetes" 


Os dejaré que saquéis vuestras propias conclusiones.


Eeeeh... espero volver a escribir algo ¿espero que sus contenidos sean de interés?


Resumiendo:


"About the things I’m about to sing -
Let’s keep them a talk for here alone, just between you and me.
The truth about the desire
That I want to hide and lock away in my heart
Is a secret, a secret.

I want to take a shortcut
Without getting wet from the rain,
Without being sent flying by the wind.
It’s sly, but put on a smile.
I’m a coward, but let’s play.

I want to live without sadness,
Without getting wet from tears,
Without being at a loss.
I’m clumsy, but put on a smile.
Teach me only the fun things.

There’s a face I want to see
And a voice I want to hear once I wake up.
Let the joy ring out.
Good morning!
I look forward to working with you today.

I don’t want to forget
The goal I could see
Only in the moment I started.
I want to remember
The energy I was given
Only in the moment when I stumbled.

There’s a face I want to see
And a voice I want to hear once I wake up.
Let the joy ring out.
Good morning!
I look forward to working with you today.

There’s a face I want to see
And a voice I want to hear even when I close my eyes.
The joy is in my heart.
Good night!
I look forward to tomorrow.
Continued, continued!"
 ♪


(bonus points para el que sepa de donde he sacado esto.)